El mundo cambia a una velocidad vertiginosa, lo cual provoca inseguridad frente al paradigma educativo que responda a las necesidades sociales y culturales emergentes. Esta incertidumbre se puede plantear como un gran reto y una oportunidad inestimable de evolución, pero manteniendo la coherencia en nuestro proyecto educativo. En esta última década, estamos viendo transformada nuestra sociedad, impactada por una globalización mediática y cultural.